Thursday, October 12, 2006

El país en tinieblas


De lo gótico en el PerúHay que empezar con una salvedad ineludible: el gótico en Perú nunca existió. Pero hay otras maneras de encarar el asunto y no declarar esta búsqueda como inútil. Así, veremos que nuestro país no desconoció ni estuvo exento de la presencia de este estilo que, de alguna forma u otra, es revisado y revisitado, asumido y adoptado como una manera de percibir el mundo.
Por: Daniel Contreras M.


Gótico es la traducción francesa de “tudesco”, palabra usada despectivamente por los italianos del Renacimiento para el arte medieval, al que consideraban inferior. El término se relaciona también con los godos, pueblo bárbaro germánico. Lo cierto es que las primeras catedrales góticas se levantaron en la Francia del siglo XII, mientras que en otros lugares no se abandonaba aún el románico.

“Serán como dioses”, dijo la serpiente a Eva, invitándola a comer el fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal, y es entre estas dos fuerzas vitales que el gótico se vanagloria. Oscuridad y luz, altura y tierra, cielo e infierno, nociones nacidas del pensamiento religioso.

El gótico manipuló la luz y la altura para lograr interiormente la monumentalidad idónea a ese ambiente sombrío que provoca una perenne sensación de respeto y disminución. Es invención del hombre religioso que, atrapado en la tierra, estira las torres y remates de los templos como si fueran sus brazos, lo más alto posible, a fin de acercarse a lo divino, con la esperanza de estar construyendo la urbe celestial en el suelo.

Ciudad gótica
A través de la arquitectura llegó a nuestras tierras un gótico tardío. Zaña, antigua ciudad al sureste de Chiclayo, fue destruida por las inundaciones del Fenómeno de El Niño en 1578. Grande fue su fervor religioso: 14 templos así lo atestiguan.

De la ciudad original sólo quedan las monumentales ruinas de cuatro iglesias semihundidas en la tierra, además de muchas monedas y restos de vajilla mezcladas en el barro de las chacras. Diversos elementos parecieran remitirnos a un neogótico melancólico brotando en medio del maizal. Las altas columnas que separan las naves de la iglesia de San Agustín (a única gótica del lugar y que data de 1630) se elevan sosteniendo las nervaduras de las ruinosas bóvedas ojivales, contribuyendo a crear los efectos de verticalidad y sentido ascensional que desean transmitir los edificios, en una expresión muy propia de este estilo.

La influencia del gótico francés en el resto de Europa fue enorme, sobre todo en España. Llegando a América, los españoles crean diversos estilos, como el plateresco que contenía elementos y figuras de raíz gótica. Un ejemplo es la Casa del Almirante en la ciudad del Cusco. La Catedral de Lima reúne también diversos estilos, como el renacentista, el barroco, el neoclásico y, por supuesto, el gótico.

Tras los continuos terremotos que azotan la capital se inicia la reestructuración de los templos, reemplazando las estructuras góticas por las barrocas.

Desde fines del siglo XIX hasta las tres primeras décadas del XX, el estilo reaparece de la mano del eclectismo. Se eligen las características al libre albedrío de arquitectos y clientes, erigiéndose en esta época algunos edificios e iglesias góticas, como la Matriz de Jesús María, la de Lince o la de los Sagrados Corazones, hoy Recoleta, en la plaza Francia.

Mansiones como la de Nueva Acrópolis en Breña imitan castillos medievales y adornan sus paredes con personajes propios de la decoración gótica: pináculos, flores de lis, dragantes, gárgolas, florones, bóvedas ojivales y tracerías. Estas construcciones abundan, alzadas más bien, por motivos disímiles y algunas veces románticos: en el cementerio Presbítero Maestro se hallan mausoleos, que son muestras de goticismo. El castillo de Chancay es otro ejemplo. Edificado en 1925 por Consuelo Amat y León, tataranieta del virrey Manuel Amat, traduce el sensible homenaje a un marido muerto.

Más arquitectura gótica: en Jauja, se encuentra la capilla Cristo Pobre, ubicada entre las calles San Martín y Colina, y mandada a construir por el sacerdote francés Luis Gradin de 1920 a 1928. Además, fue la primera construcción de cemento en el valle del Mantaro. En Arica, Chile, la gótica catedral de San Marcos fue prefabricada en fierro por la compañía de Gustave Eiffel para ensamblarse en Sudamérica.

Levantada en 1875, se afirma que fue llevada desde Ancón en reemplazo de una iglesia destruida por un maremoto.

El eterno retorno
El gótico moderno, el que nos rodea, es en realidad una mirada hacia atrás, un regreso al pasado Gótico a través de un hábito muy contemporáneo: cambiar los sentidos y, a veces, hasta los significados de ciertas palabras. Otorgamos valores futuros en función de los anteriores.

De ser un estilo arquitectónico, el gótico se convierte en un sentimiento, en una forma de ver el mundo, de aceptar y deglutir sus pesares en un terreno del cual se alimenta labrándose con nuevos elementos, enriqueciéndose en cada época.

Hoy se piensa que todos tienen su gótico particular, creación personal con ingredientes comunes y aportados por la literatura.

Letra Golem
La literatura gótica nace en el siglo XVIII, de la pluma de Orase Walpole, quien recrea ciertos elementos ya inseparables y característicos como los paisajes sombríos, ruinas medievales, castillos con sus respectivos sótanos, criptas, pasadizos, ruidos nocturnos y cadenas, entre otros, en su novela El castillo de Otranto.

La noche del 15 de junio de 1816, en la casa de Lord Byron, en Villa Diodati en Ginebra, se concibieron dos de los mitos fundamentales de la literatura gótica: Frankestein y el Vampiro. De este siglo es también el mayor autor de cuentos y poesía góticos: Edgar Allan Poe. Nació con él una nueva lectura que se complacía en retratos de almas torturadas. De la verticalidad arquitectónica, se desprende la estética de la desesperación, la melancolía y la angustia.

En las letras peruanas el género gótico es difícil de enmarcar. Ejemplos sueltos, no son suficientes. Nuestra narrativa popular, nacida del folclor andino, muy bien podría conllevar estos elementos a través de personajes como los pishtacos, quienes se mueven en las noches cual vampíricos chupasebos, o los seres que actúan en la soledad, como los diablos enamorados al borde de los caminos, los condenados arrastrando cadenas, las Marías Marimachas regresando de la muerte o las mulas en la medianoche montadas por quejosos condenados.

Si bien la literatura fantástica no es necesariamente gótica, la carga sobrenatural, así como el elemento dramático y expresionista, facilita la entretenida búsqueda.

Muchas son las leyendas en la Lima del siglo XVIII, entre ellas la del coche de Zavala, vehículo que varios afirmaban haber visto a medianoche paseando por la ciudad, rodeado de llamas infernales y de demonios, tradición recogida por Ricardo Palma, quien invoca en una de sus narraciones la luz de escritores góticos como Hoffmann o Poe a fin de sacarle el jugo a tantas historias. Así, verdaderas características góticas aparecen en sus tradiciones como El encapuchado, El carbunclo del diablo y El resucitado, entre otras.

A inicios del siglo XX, muchos escritores labraban escritos fantasmagóricos, relatos de espiritismo, de pasiones incestuosas y demenciales. Clemente Palma, hijo de don Ricardo, escribió cuentos de ficción siempre con un halo sobrenatural, pues este tipo de narraciones, publicadas en diversas revistas, tenía buena aceptación entre los lectores.

A Clemente, autor de libros como Mors ex vita o Historietas malignas, se le asocia con los inicios del cuento moderno y de la narrativa fantástica, junto con otros escritores, hoy casi desconocidos, como Blanca de Assis, Moreno Thellesen o poetas como José Chionio, quienes poblaban las semanales páginas de Variedades o Actualidades durante las primeras décadas.

José María Eguren
presenta una poesía melancólica, dedicada a cuartos oscuros, muebles viejos, navíos encallados, que imprimen una sensación de misterio y angustia, tal como la describe Luis Alberto Sánchez.

Con su poemario Desengaños del mago, Manuel Scorza remite a medievales calabozos y torres clausuradas. Antonio Cisneros publicó en 1992 un poemario basado en el Drácula de Bram Stocker.

Mucha más reciente y local es Sarah Hellen, vampírico personaje que llegó a nuestras costas y que hoy descansa en un cementerio de Pisco. Historia reinterpretada por Carlos Calderón Fajardo en el libro El viaje que nunca termina, homenaje a esta literatura por parte de un autor que asume "con plena conciencia" la hechura de un escrito gótico, oficio que también acepta José Donayre Hoefken en la novela La fabulosa maquina del sueño (1999) y la colección de cuentos Entre dos eclipses (2001).

No se puede dejar de mencionar la figura y la poesía de Monserrat Álvarez, con su poemario Zona dark (1991).

Corazones adictosEl movimiento gótico en el rock peruano es un símbolo más de nuestra típica anacronía, pues lamentablemente esta movida llegó con muchos años de diferencia. Vestidos de negro, chicas y chicos recorren las calles del centro. Lima de los ochenta conoce así a los darks , quienes escuchan música dark y que son, por lo general, fanáticos del rock gótico inglés, proveniente del pospunk , que sonaba ya desde los setenta.

No existieron en el medio bandas góticas propiamente dichas, con la noción dada por la influencia inglesa, sino, más bien, grupos que tocaban covers (nuevas versiones) de conocidas bandas del gothic rock, grupos como Christian Death, Sisters of Mercy, Mephysto Waltz o The Mission, la cual recientemente tocó en Lima en gira crepuscular.

En cambio, existieron bandas de música dark, sobre todo durante los últimos años de los ochenta, como Feudales, Salón Dadá (que luego cambiaría su nombre a Col Corazón) y Lima 13.

El gótico es un movimiento que persiste aún en muchos países como Argentina, España, Chile y Colombia. En el Perú, en Uruguay o Venezuela, el dark duró muy poco tiempo.

Chirrea el portón

Se acaba el espacio, pero el tiempo continúa. La vida tiene la velocidad del sol deslizándose como una sombra en el suelo. Muchos ejemplos quedan en el tintero, como la pintura y las catedrales góticas de Adolfo Winternitz, o sus vitrales que adornan aún diversas iglesias de la ciudad. Los cuadros de Fernando de la Jara, las tallas de los Mendívil que recuerdan a la escultura gótica y sus formas alargadas. Quedan personajes como aquel vampiro que frecuentaba las noches del otrora Marcantonio y a veces tocaba el piano.

Elementos si bien sugerentes, no son suficientes para tentar ceder el aura gótica a alguna fracción de nuestra cultura. Ayudan a definir este estilo, no como un fenómeno propio de una época, sino más bien como algo indesligable del carácter humano.

Del otro lado de la medalla, estará siempre aquella sobrenaturalidad, la cual no ocurre necesariamente en castillos medievales, sino entre el bien y el mal. Pero, para no cerrar definitivamente el portón de las posibilidades, ante preguntas como ¿qué es “nuestro gótico? o ¿a qué, a quién podemos llamar así?, quizá opte por la mejor salida, una muy propia del misterio: donar al mundo sólo preguntas sin responder.

La noche es una buena hora para escribir sobre el gótico, pero estoy sospechando que quizás ya sea hora de que vaya y me acueste, en los brazos de esta fría madrugada.
(Suplemento Identidades, diario El Peruano. Nº 11, 27 de mayo de 2002)

6 comments:

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Pero yo se que el gothico comenzo en francia en 1808, por los hijos de campesinos, quienes en una protesta contra el estado se bestian de negro y pintaban sus rostros blancos, diciendo que la sociedad los habia matado.Interesante, no, creo que les sirve mucho a los poseros.

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