Saturday, August 19, 2006

Urbe que ve morir y nacer a sus habitantes

Ciudad luz
Sucesos trágicos como los del 11 de setiembre de 2001 en Nueva York han motivado disímiles discursos que van desde lo político hasta lo artístico. En esa línea última se inscribe el trabajo de un reportero gráfico peruano cuya visión de los hechos transita entre los extremos del parto y el deceso.
Por: Daniel Contreras M.

¿Cómo sopesar las grandes pérdidas? ¿Cómo superarlas? Muchos afirman que sólo el tiempo cura las heridas. Pero también la emoción de un nacimiento por venir. Así las cosas, el arte ha sido una de las mejores maneras de mirar el mundo tras el tamiz de los sentimientos.

La poesía, ha hecho del hombre un ser en busca de salvación. La fotografía por su parte vuelca la cruda realidad hacia otros rincones insospechados de la imaginación. ¿Cuánto dolor pudo causar en la humanidad magnicidios sin explicación como los del 11-S en los Estados Unidos? ¿Y cuánto de ese dolor puede ser transformado en esperanza y obra de arte?.

El reconocido fotógrafo peruano Jorge Ochoa, radicado en Nueva York, también buscó la respuesta y halló sus rastros muy cerca de él. Precisamente en las páginas de Pez, poemario último de nuestra poeta Mariela Dreyfus quien también radica en esa emblemática ciudad y presentado en la reciente Feria Internacional del Libro de Lima.

De la conjunción de ambas propuestas surgió una pequeña constelación de imágenes que Ochoa tituló Ciudad Metálica, tal como uno de los capítulos de Pez. Vistas que gracias a la destreza e imaginativa labor técnica del autor hacen un todo con los textos de Dreyfus, nacidos por la emoción de la maternidad y a la vez conmovidos por los acontecimientos del 11-S. Dolor y esperanza. Muerte y nacimiento. Claroscuro fotográfico.

Un pez emerge de una mujer hasta convertirse en una ciudad latiente y viva. Historias todas que se resumen en urbes como Nueva York; y en el mundo entero. Más aún hoy que la amenaza terrorista nuevamente cierne sus peligros sobre nuestras cabezas. Alcemos sin temor ni dolor, la mirada.

(Publicado en Variedades, revista de El Peruano, viernes 18 de agosto de 2006)

Thursday, August 17, 2006

Galería insoslayable del ayer

Gran exposición de Teófilo Castillo

¡Gran inauguración gran!. Tenemos el placer de invitarlo (a) para las seis de la tarde de hoy a la inauguración de la retrospectiva del recordado pintor y primer crítico nacional Don Teófilo Castillo. Recordemos además que Don Teófilo es el organizador del primer vernissage en Lima en 1906. Muchos gorrones deben estarle agradecidos. Esperamos su presencia en la Casa Roggero.
Lima, agosto de 1925.

Tuesday, August 15, 2006

La pequeña llama del fósforo


Aproximadamente hacia 1840 llegaron al Perú los primeros fósforos. Y ocho años más tarde la masificación de su uso era evidente. Ya para 1866 existían en el Callao fábricas como La peruana y La luciérnaga fundada en 1899. La marca El Sol tenía su sede en el chalaco Chuchito. De igual manera en 1892 nace la Fábrica de Fósforos.

De pronto, una sutil abundancia de marcas. Hasta que en 1926 se crea la CIA de Fósforos del Perú mediante ley firmada por Leguía y prohibiendo el uso de otras marcas y encendedores a fin de hacer única la venta de la oficial: La llama. Ese genial encuentro de homónimos.

Así las cosas, el contrato firmado por el Perú y la Svenska Tandstiks Aktiebolaget de Estocolmo especificaba como único producto legal las cajitas de borde marrón y diseños precolombinos que hasta hoy conocemos, además de incluidas las siglas SMC (Swedish Match Co.).

Y claro, la famosa llama de pelaje oscuro parada solitaria sobre una loma, bajo un cielo amarillo y nubes rosas y heladas montañas azules. Y aquí un dato que varios deben saber: se afirma que el autor del popular auquénido es José Sabogal, nuestro conocido pintor indigenista a quien le habría sido encargado dicho trabajo.

La pequeña caja aún sigue produciéndose a cargo de la Cia. Nacional de Fósforos La Llama S.A y tiene el valor de 20 centavos. La llamita ha sufrido varias malas copias que la hicieron muchas veces parecer a un camello, mismo Joe Camel. Hoy una nueva versión intenta acercarse lo más fielmente posible a la original.