Friday, October 20, 2006

Letreros callejeros del siglo XIX

Desde la Guía del viajero en Lima

La Guía del Viajero en Lima que alrededor de 1860 editaba Manuel Atanasio Fuentes (alías El murciélago), es una de las fuentes –valga la redundancia– imprescindibles para conocer los diversos aconteceres sociales de la capital durante la República. Es en una de estas guías, como la de 1866 por ejemplo, que se tiene la primera mención escrita sobre el cebiche. Si bien, en esas líneas Don Manuel arremete contra el plato, luego se torna inspirado: “Las comidas eminentemente nacionales son los picantes que con tanto placer saborea la plebe [...] pero el picante más picante, el que más lágrimas arranca (después de los celos) es el seviche”.

Más adelante realiza un comentario de antología: “Es preciso confesar que un placer que se goza rabiando, es un maldito placer”. He leído por ahí, además, que MAF estableció uno de los primeros estudios fotográficos en el Perú. Estudios que no llegaban a más de diez en la década del sesenta del siglo XIX.

Extraídas de las páginas 287 a 291 de la Guía del viajero en Lima, parte sexta, capitulo IX, una serie de letreros (o tablillas) que se podían ver por las calles de la capital y que MAF llama “barbaridades escritas”. Una advertencia para los turistas de aquel entonces.























(Leyendas. Fig. 1 y 2: Una zapateria de la calle Lescano / Fig. 3: En la calle de Presa, Nº 31 / Fig. 4: En la puerta de una picantería de la calle la Huaquilla / Fig. 5: En la calle de la Pileta de Santa Clara, Nº 190 / Fig. 6: En la calle de Malambo, tienda sin número / Fig. 7: En la calle de San Francisco, Nº 174 / Fig. 8: En la calle de Maravillas / Fig. 9: En la calle de la Picantería / Fig. 10: En la calle del Milagro, tienda sin número / Fig. 11: En la calle de la Universidad, tienda Nº 48. )

Thursday, October 19, 2006

Un trago peruano perdido

Carambola: entónate como en los años 40
Antes que llamemos Cuba Libre al ron con Coca Cola, en nuestro país se tomaba el Carambola. La empresa Pomalca, de finas pipas de viejo roble añejado en las mejores cepas, fue su principal impulsadora. Luego surgieron otras opciones, como el roncola, la mezcla de pisco con coca cola (que es el piscola), e incluso la wiskola (whisky con CC). ¡Salud torero!



Sunday, October 15, 2006

Sobre Alberto Hidalgo


Más allá del libelo
Alberto Hidalgo fue quizás el escritor con mayor cantidad de títulos publicados durante su carrera, más que todo porque era esencialmente poeta, aunque se desenvolvió con tenacidad en la narrativa, el panfleto y en obras teatrales.
Por: Daniel Contreras M.

Con la publicación de su único libro de cuentos Los sapos y otras personas en 1927, abrió un debate mayor al que despertaban sus críticas furibundas a literatos y políticos de la época, al señalar que en el cuento se tenía que ir de la realidad a la fantasía. "Ahora la invención es la razón de ser de la realidad. Como si corrigiéramos la vida. Como si la discrimináramos. Como si la viéramos cuando será, ahora que todavía no es", sentenciaba.

Hidalgo nació en Arequipa en 1897, pero radicó la mayor parte de su juventud en Buenos Aires. Desde su adolescencia intervino en las inquietudes sociales de la época, participando en los grupos Aquelarre de Arequipa y Colónida de Lima, si bien de manera fugaz.

De carácter ególatra, Hidalgo sacó a la luz siete poemarios, teniendo salida el primero de ellos en 1916, Arenga lírica al Emperador de Alemania, cuando tenía sólo 19 años. Luego vendrían Química del espíritu (1923), Simplismo (1925) y Descripción del cielo (1928), para citar algunos. Su estilo recio y soberbio –frente al intelectualismo de la región– lo llevó a postular en 1953 al Premio Nóbel de Literatura, hasta el año de su muerte en 1957.

Sus textos virulentos de Hombres y bestias, de 1918, lo marcaron para siempre en el entorno limeño literario, que valoró su obra de acuerdo a subjetividades temperamentales.

Rescate bibliográfico
La cuentística de Hidalgo no ha sido debidamente estudiada en su tiempo, debido al silencio de la crítica literaria oficial, a quienes el escritor arequipeño adjetivaba. Notorio actor de nuevas corrientes literarias, en Lima y en Buenos Aires, Hidalgo es un autor cuya obra no pueda quedar postergada, y ante ello es el origen de la publicación.

Cuentos (Talleres tipográficos, Lima, 2005, 142 pp.) recoge en realidad la totalidad de los relatos de Los Sapos y otras personas, parte de su obra en prosa, ya que Hidalgo también escribió la novela Aquí está el Anticristo en 1957. El libro contiene además una pequeña sección de breves reseñas críticas, realizadas por personalidades como Carlos Oquendo de Amat y José Carlos Mariátegui, sobre la obra del arequipeño cosmopolita.

El hombre cubista, uno de los cuentos más conocidos de Hidalgo por su flujo de erotismo e irracionalidad, que narra el romance entre 65 y 37, una pareja que procrea al niño cubista con el aporte estético de Apollinaire y Picasso que es inyectado en brazos y piernas, también es parte de esta recuperación.

Cabe mencionar el esfuerzo editorial que supone esta publicación. En palabras de los editores, “rescatar a Alberto Hidalgo –uno de los escritores más importantes que ha dado el Perú- es corregir la incuria de la historia de la literatura peruana, que lo tiene relegado a un segundo plano, cuando no al más completo olvido”.

Acompañan además al volumen notas, comentarios y material fotográfico, todo lo cual, podrá servir de estímulo para futuros estudios de largo aliento.
(Sección cultural diario El Peruano. 12 de junio de 2005)