La Guía del Viajero en Lima que alrededor de 1860 editaba Manuel Atanasio Fuentes (alías El murciélago), es una de las fuentes –valga la redundancia– imprescindibles para conocer los diversos aconteceres sociales de la capital durante la República. Es en una de estas guías, como la de 1866 por ejemplo, que se tiene la primera mención escrita sobre el cebiche. Si bien, en esas líneas Don Manuel arremete contra el plato, luego se torna inspirado: “Las comidas eminentemente nacionales son los picantes que con tanto placer saborea la plebe [...] pero el picante más picante, el que más lágrimas arranca (después de los celos) es el seviche”.
Más adelante realiza un comentario de antología: “Es preciso confesar que un placer que se goza rabiando, es un maldito placer”. He leído por ahí, además, que MAF estableció uno de los primeros estudios fotográficos en el Perú. Estudios que no llegaban a más de diez en la década del sesenta del siglo XIX.
Extraídas de las páginas 287 a 291 de la Guía del viajero en Lima, parte sexta, capitulo IX, una serie de letreros (o tablillas) que se podían ver por las calles de la capital y que MAF llama “barbaridades escritas”. Una advertencia para los turistas de aquel entonces.
(Leyendas. Fig. 1 y 2: Una zapateria de la calle Lescano / Fig. 3: En la calle de Presa, Nº 31 / Fig. 4: En la puerta de una picantería de la calle la Huaquilla / Fig. 5: En la calle de la Pileta de Santa Clara, Nº 190 / Fig. 6: En la calle de Malambo, tienda sin número / Fig. 7: En la calle de San Francisco, Nº 174 / Fig. 8: En la calle de Maravillas / Fig. 9: En la calle de la Picantería / Fig. 10: En la calle del Milagro, tienda sin número / Fig. 11: En la calle de la Universidad, tienda Nº 48. )
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