Saturday, September 09, 2006

¡Imperdible retrospectiva!

Lima redescubre el arte de un maestro académico
Ignacio Merino, la nostalgia por la pintura
La galería John Harriman del Centro Cultural Peruano Británico presenta la exposición más ambiciosa del pintor Ignacio Merino. Imperdible oportunidad para comprender a uno de nuestros artistas de mayor reconocimiento internacional durante el siglo XIX.

En medio del desierto creativo y sus oasis salvadores, bajo un panorama que peca de conservador para los rumbos y osadías que actualmente el arte asume, el volver la mirada hacia la sabiduría de los clásicos es un buen camino.

Dirigiéndonos hacía nuevas cotas creativas, es época de revisitar nuestras fuentes de manera conjunta. Retrospectivas, colectivas, exposiciones antológicas y rescate de archivos se suceden en los últimos tiempos en un bien aprendido afán por conocer y conservar las múltiples identidades que nos conforman.

Es tiempo de Ignacio Merino (Piura, 1817-Paris, 1876), el artista que para los taxistas de Lima es una avenida en el distrito de Lince, nuestro pintor académico por excelencia.

Desde el boceto de Cabeza de anciano, trazado a grandes pero seguras líneas, hasta el fabuloso óleo de una mujer demente que ríe. Desde el rojo ropaje de un bufón, hasta un apacible paisaje en Andalucía, lo mejor de su obra pertenece a la Pinacoteca de la Municipalidad de Lima, de la que la exposición Ignacio Merino –en esfuerzo conjunto con el Instituto Cultural Peruano Británico– nos ofrece una sugestiva selección.

Se trata de una ocasión única porque son 23 piezas que usualmente no se transportan en tal cantidad desde sus depósitos. Teniendo en cuenta que dicha pinacoteca existe por el legado de solo 33 cuadros que el mismo Merino donó mediante testamento a la ciudad de Lima en 1876.

El pintor, que desarrolló la mayor parte de su vida profesional en Europa, ofrendaba así a sus paisanos una visión de su arte rara vez visto por ellos.

Emblemática presencia
Entonces, ¿quién era Merino: aquel artista cuya obra inspiró a Julio Verne para la novela Martín Paz, que fue precursor de la primera ilustración periodística, que décadas más tarde impulsaría a un poeta como Roger Santiváñez a escribir su primera nouvelle: Santísima Trinidad tras contemplar una de sus obras colgadas en la catedral de Piura?

Merino ofrece hasta hoy sus lecciones. Muchas generaciones de artistas lo han observado con interés situándolo como referente y concatenación de nuestra propuesta republicana para con el mundo.

Cada época bien puede tener una percepción distinta de su sólida obra compuesta por paisajes, retratos, escenas costumbristas e históricas. Por ello, la importancia de revisitarlo en busca de esas múltiples preguntas que deparan múltiples respuestas.

¿Qué era Merino: el pintor que según los piuranos tenía sangre de Santa Teresa de Jesús, amigo de Delaroche, Monuosin, Delacroix, el primer artista peruano que mostró su obra ante un público internacional en las Ferias Universales de París recibiendo elogios de la critica?

O la lejanía hecha pintura
De San Miguel de Piura al cementerio Pere Lachaise; un nombre extenso adorna su placa: José Ignacio María Pedro Nolasco Merino. Nacido en 1817 en medio de una familia de raíz española, acomodada y dedicada a la administración de las tierras, París de segunda mitad del siglo XIX fue escenario de su formación plástica.

Y su taller de la rue La Clichy Nº 1 testigo del enfrentamiento con la energía indomable de las vanguardias. “Dejaría atrás las tradiciones artísticas coloniales, para afiliarse a los repertorios formales y temáticos propuestos por las grandes academias de Europa”, señala el curador Luis Eduardo Wuffarden en su investigación.

Vuelve a Lima hacia fines de 1838 y labora como docente en varias escuelas. Aquí alcanzaría gran notoriedad. Hacia 1850 parte hacia Francia por segunda vez, para no volver. Es acerca de su producción a partir de esta fecha que la exposición se centra.

Sin embargo, algunas de las piezas más antiguas conservan todavía el recuerdo de su estancia limeña. Es el caso de la Escena americana que parece evocar la placidez de una tarde veraniega en los ranchos de Chorrillos pero lo hace de acuerdo con las expectativas de exotismo que estos temas despertaban dentro del público europeo”.

De un artista que llegó a la cúspide de su carrera. De eso se trata la exposición que actualmente se despliega en las salas de la Galería John Harriman, lo cual es sólo una de las respuestas que ofrece su visión casi obligatoria.

(((Recuadro)))
IGNACIO MERINO
Galería John Harriman
Centro Cultural Peruano Británico.
Bellavista 531, Miraflores
Abierto hasta el 7 de octubre.

(Suplemento Variedades (sección Identidades) diario El Peruano, viernes 8 de setiembre 2006)

Sunday, September 03, 2006

Un safari urbano con Zoociedad de Aldo Shiroma

Canción animal
Fiel a su estilo el escultor Aldo Shiroma presenta en la galería Fórum su sétima exposición individual: Zoociedad. Una singular mirada a nuestra humanidad en busca de aquellos rasgos y conductas que clasificamos como propias de las bestias, pero que son tan nuestras.

Paquidérmica imaginación, mamífera opinión. Vacas sagradas, hombres mono, lobo, mujeres araña, viejos picaflor. Pedazo de animal.

Un perro con dinero es un Señor Perro. Trabaja como hormiga, duerme como un lirón, baila como mono, ríe cual hiena. Desde los inicios de la existencia y la memoria, humanos y animales conviven, dependiendo uno del otro, sobreviviendo en el mismo entorno.

En el arte, en el habla, en el imaginario y mitología de pueblos y civilizaciones esta fricción se ofrece muy cercana al hombre. El hombre, aquel ser animal al que muchas veces le cuesta reconocer cantidad de características compartidas con sus compañeros de clasificación.

Para la mirada y obra del escultor Aldo Shiroma Uza (Lima, 1975) no todos somos de tan distinto pelaje. Por ello Zoociedad es el título de su última muestra individual.

Un conjunto de esculturas en madera que resumen la personal lectura que el artista realiza a cotidiano frente a la habitual fauna urbana que nos rodea. “Salgo a la calle, tomo mi combi y de pronto comienzo a ver a la gente en sus facetas más animales. Ya sean físicas o por conducta”.

Una visión tan crítica debería tener preocupados a los humanos cercanos al ganador dos veces entre otras distinciones del Premio Adolfo Winternitz. Radical además al confesar su pesimismo muchas veces respecto a “nuestra “zoociedad”: muy perversa y clasista”.

Sin embargo la medalla tiene otra cara, pues en ese ir y venir por la ciudad Shiroma explica que no puede “desestimar por completo a la esperanza. Por que si no, ya habría perdido la capacidad de reír y despertar por las mañanas”.

Alta zoociedad
Canes, zorrillos, otorongos, ratas, chanchos, búfalos y nutrias pueblan Lima. Manejando a lo bestia, hurtando como audaces zorrinos, compartiendo como primates, imponiendo muchas veces la ley de la selva. “Mis personajes en realidad buscan caricaturizar ciertos referentes urbanos que vemos a diario, lo que al mismo tiempo es hacerlo con nosotros mismos”, afirma el escultor.

¿Nuestra ciudad como un gran zoológico?. “Más bien creo que con justo derecho los animales podrían sentirse ofendidos ante la comparación que hago entre ellos y determinados personajes de la muestra”.

Desde trabajos anteriores Shiroma ha sumergido a los espectadores en las metáforas que emergen del reino animal. Por ello nació Otto, ese oso mostrando en sí todo lo que veía del otro. O aquellos personajes animales que venían a darnos lecciones de vuelo. Sus rinocerontes, osos hormigueros, astrónomos y migrantes.

La afinidad que poseen sus esculturas con la mirada infantil –y porque no, también desde cierta infantil contemplación– encuentra su punto de desarrollo en la ilustración de libros para niños. Mirada que para ese objetivo le hace guiños al comic (incluso esta exposición debe el nombre a una tira de Mafalda).

Fusión y zoomorfismo
Su estilo se halla recubierto de una engañosa inocencia que Shiroma acepta como continuación de una tradición artística. “Desde tiempos remotos el hombre ha buscado fusionar su imagen con determinados animales, quizás queriendo simbolizar atributos como velocidad, fiereza, fuerza e incluso longevidad”.

Los grupos humanos que se encuentran en mayor contacto con los animales, casi siempre desarrollan mayor sensibilidad hacia ellos y los sitúan como parte cotidiana de su vida, y por ende, en sus representaciones plásticas”.

Finalmente el crítico de arte Carlo Trivelli esboza frente a las esculturas de Zooociedad unas líneas para el catálogo: “un safari citadino, un intento de caracterización de esa fauna que todos conocemos, una versión Shiroma de National Geographic”.

Atendiendo a ese llamado de la naturaleza se invita a todos los presentes a emprender el largo viaje hacia las débiles fronteras que separan al hombre del animal. Allí donde habitan y nos invitan los personajes de Shiroma; un lugar que no está fuera de nuestro mundo.

Algo más
Zoociedad
Esculturas de Aldo Shiroma

Galería Fórum
Larco 1150, Sótano-Miraflores
Hasta el 15 de septiembre

(Sección cultural, diario El Peruano, domingo 3 de setiembre de 2006)