Saturday, February 16, 2008

ROBOS SACRILEGOS EN LA PLAZA FRANCIA

SANTA FILOMENA SE FUE VOLANDO

I
Esta imagen de Santa Filomena que adjunta ven aquí, ha sido vilmente sustraída de la Iglesia de La Recoleta el pasado 9 de enero. Según Milagros, joven secretaria de la parroquia a quien conocí a raíz de mi paso frente al edificio, sucedió al promediar las 8 y 30 de la mañana. Un hombre de mediana edad, aprovechando que la encargada de la limpieza guardaba los implementos en un cuarto anexo, tomó del altar del Señor de la Buena Esperanza la imagen de madera de aproximadamente un metro de altura. Asimismo, todos los exvotos de plata de San Expedito, ubicado en el nicho contrario.

Algunas personas que laboran por la zona aseguraron ante las primeras pesquisas del personal eclesiástico que aquel sábado vieron a un hombre transportando un pesado bulto dentro de un saco por la calle. Motivo suficiente para que párroco, secretarias y parroquianos hayan recorrido casi todos los anticuarios de Lima sin novedad alguna.

Desde aquel día no hay noticias de Santa Filomena, personaje invocado para alejar a los enemigos poderosos y en ciertos casos ahuyentar las más difíciles tentaciones de nuestra existencia. Milagros recordó que hace buen tiempo no robaban algo de la iglesia, a no ser pequeños exvotos y otros agradecimientos plateados.

Sin embargo, ha escuchado que una devota obsesionada con las divinas influencias de Santa Felicita estaría detrás de la desaparición, lo que no descartaría tampoco la posibilidad de que alguna de esas mafias que suelen azotar con su malditismo histórico las iglesias de Lima y del interior tenga algo que ver. Nadie descarta por supuesto que quizás Tacora pueda ser su destino final, o quizás la casa de algún coleccionista sin escrúpulos que trafica con piezas a pedido. Lo cierto es que el Retablo del Señor de la Buena Esperanza luce con un nicho vacío entre el gran lienzo del Divino y una escultura de San Expedito.

La imagen desaparecida así como los demás objetos y altares del edificio no son tan antiguos. La iglesia y sus claustros ocupan el lugar que a principios de 1600 ocupó el Convento Grande del Rosario. La actual edificación y lo que hay en su interior es de finales de siglo XIX cuando la fundación del Colegio de la Recoleta a cargo de la hermandad de los Sagrados Corazones de Jesús y María en 1895.

Pero no es asunto de antigüedad, si no, más bien, de un delito y atentado contra el conjunto. Es hurto patrimonial y depredación histórica continua. Se trata de un fechoría que no tiene más sentido que el de sumergir todo en el gran agujero negro del desconocimiento.

Hay que luchar contra el olvido, contra el robo y la ignorancia. Hay que conocer el piso que se pisa, la historia que sobre él se desarrolló, se desarrolla, y endurecer las maneras de combatir este tipo de ratería. Ya nos sustrajeron mucho en el pasado, que no continúe la operación. En el país no existe un cuidado del arte histórico a no ser que esté depositado en bóveda o museo. Y eso.

Muchas de las iglesias de Lima y muchas más de las del interior se hallan tan solo protegidas por solitarios cuidadores o curas que nada pueden hacer contra las mafias que recorren las zonas. Y las desaparecidas, son piezas que quizás nunca más se vuelvan a ver.

Mientras tanto el INC viene empeñado en aparecer como el vigilante por excelencia, trabajando insistentemente en confusos reglamentos y leyes de protección al patrimonio que tan sólo desembocan en perjuicios y dificultades para los pocos coleccionistas ceñidos a la regla que hay en el país, y varias instituciones privadas empeñadas en el teje y maneje de la red cultural.

Así las cosas, se va fomentando el oscuro coleccionismo y ahondando la desprotección de aquello que nos convierte en poseedores de una historia por demás única y llena de ángulos de investigación y de asombro. La memoria visual de una ciudad, en vías de extinción. Una ciudad que se va devorando a si misma.

A diario van cayendo antiguas casonas y edificios del Centro Histórico bajo las combas de obreros y arquitectos apresurados por empezar y culminar la continua construcción de galerías de ropa y otras porquerías.

En los barrios de Lima sucede lo mismo, cines, casas y edificios vienen siendo indiscriminadamente destruidos para levantar sobre ellos condominios, academias, bingos, restaurantes y delgados edificios que como cajones albergan a cientos de nuevas familias. La transformación total ha empezado, pero ello no debe porqué conllevar la masiva ignorancia de la historia que nos compromete, fácil forma de vida que campea en el panorama.

Sobre sus propios restos, como una gran huaca a cuyas faldas crece la oferta y la demanda, la Lima que se nos fue, se nos sigue yendo a paso apurado. Así, metida en una bolsa, impedida de alejar los malos momentos.

II
No compren a Santa Filomena. Si la ven o averiguan algo de su paradero, pueden llamar a la señorita Milagros al número 431-9023. Como es usual, se dará una buena gratificación.