OFRENDA Y VASALLAJE
La papa y las altas cumbres
Incisiva instalación de Carmen Reátegui en el Paradero * Habana
Inauguración:
martes 13 de mayo de 2008, 7:30 PM
La papa y las altas cumbres
Incisiva instalación de Carmen Reátegui en el Paradero * Habana
Inauguración:
martes 13 de mayo de 2008, 7:30 PM
Artífice:
Carmen Reátegui
Carmen Reátegui
Curador:
Gustavo Buntinx
Gustavo Buntinx
Asistencia:
Daniel Contreras, Sophía Durand
Daniel Contreras, Sophía Durand
Lugar y horario:
Micromuseo (“al fondo hay sitio”), Paradero « Habana
http://www.micromuseo.org.pe/, http://micromuseo-bitacora.blogspot.com/
Calle Manuel Bonilla 107, Miraflores (espacio de arte anexo al Café Bar Habana)
Lunes a sábado, 6 p.m. – 1 a.m. (Domingo: día de guardar).
Este martes 13 de mayo, a partir de las 7:30 de la noche, Micromuseo inaugura en su Paradero * Habana una incisiva exposición de Carmen Reátegui: Ofrenda y vasallaje, una instalación artística que es también una intervención ritual sobre las paradojas de los grandes encuentros diplomáticos a iniciarse en esa misma semana y en ese distrito mismo.
La papa y las altas cumbres es precisamente el juego crítico de palabras con que el subtítulo de la muestra denuncia y repara uno de los síntomas mayores de nuestro subdesarrollo actual: 2008 es para la Organización de las Naciones Unidas, y para el mundo entero, el Año Internacional de la Papa. Salvo para el Perú, de donde paradójicamente la papa es oriunda y donde prácticas milenarias lograron domesticarla, configurando un logro económico, un logro cultural, decisivo para la humanidad.
Con tales argumentos, en 2005 el Estado peruano postuló y obtuvo esa denominación privilegiada. En un desconcertante rapto de desamor propio, sin embargo, hace cinco meses el gobierno reemplazó aquel reconocimiento por el del Año de las Cumbres Mundiales. El despliegue ingenuo de una vocación globalizante que ignora cómo cualquier globalización liberadora y significativa implica, necesariamente, el empoderamiento de lo local.
Y el poder de lo simbólico en todo ello. En términos rituales y fácticos. Es con un hálito reparador que Reátegui escoge el escenario de la primera cumbre diplomática, para cubrir el Paradero « Habana de Micromuseo con un manto níveo de morayas: aquellos chuños blancos compleja y artesanalmente procesados a la intemperie de la puna, esas otras altas cumbres, donde la mano cultural del hombre, de la mujer, trasmuta a la naturaleza y a sus frutos.
Una tonelada de tubérculos blancos sirve así de ofrenda junto a otras papas, recubiertas de pan de oro y de pan de plata, que se desparraman sobre un hallazgo documental del siglo XVIII: cuadros estadísticos de los valores diferenciales entre los metales preciosos trasladados de América a España y las mercancías remitidas en sentido inverso.
Las evidencias estadísticas de la globalización temprana como soporte de una alegoría rutilante del Cuarto del Rescate, de las crónicas interminables del botín y del despojo. Pero también un pago-pagapu, asomado también en los incipientes brotes vegetales que manifiestan la otra, despreciada riqueza, extraída de las entrañas de la tierra. El verdadero tesoro nutricio de América.
La economía perturbada por las energías transformativas de la religión. Del tributo colonial a la ofrenda liberadora.
Micromuseo (“al fondo hay sitio”), Paradero « Habana
http://www.micromuseo.org.pe/, http://micromuseo-bitacora.blogspot.com/
Calle Manuel Bonilla 107, Miraflores (espacio de arte anexo al Café Bar Habana)
Lunes a sábado, 6 p.m. – 1 a.m. (Domingo: día de guardar).
Este martes 13 de mayo, a partir de las 7:30 de la noche, Micromuseo inaugura en su Paradero * Habana una incisiva exposición de Carmen Reátegui: Ofrenda y vasallaje, una instalación artística que es también una intervención ritual sobre las paradojas de los grandes encuentros diplomáticos a iniciarse en esa misma semana y en ese distrito mismo.
La papa y las altas cumbres es precisamente el juego crítico de palabras con que el subtítulo de la muestra denuncia y repara uno de los síntomas mayores de nuestro subdesarrollo actual: 2008 es para la Organización de las Naciones Unidas, y para el mundo entero, el Año Internacional de la Papa. Salvo para el Perú, de donde paradójicamente la papa es oriunda y donde prácticas milenarias lograron domesticarla, configurando un logro económico, un logro cultural, decisivo para la humanidad.
Con tales argumentos, en 2005 el Estado peruano postuló y obtuvo esa denominación privilegiada. En un desconcertante rapto de desamor propio, sin embargo, hace cinco meses el gobierno reemplazó aquel reconocimiento por el del Año de las Cumbres Mundiales. El despliegue ingenuo de una vocación globalizante que ignora cómo cualquier globalización liberadora y significativa implica, necesariamente, el empoderamiento de lo local.
Y el poder de lo simbólico en todo ello. En términos rituales y fácticos. Es con un hálito reparador que Reátegui escoge el escenario de la primera cumbre diplomática, para cubrir el Paradero « Habana de Micromuseo con un manto níveo de morayas: aquellos chuños blancos compleja y artesanalmente procesados a la intemperie de la puna, esas otras altas cumbres, donde la mano cultural del hombre, de la mujer, trasmuta a la naturaleza y a sus frutos.
Una tonelada de tubérculos blancos sirve así de ofrenda junto a otras papas, recubiertas de pan de oro y de pan de plata, que se desparraman sobre un hallazgo documental del siglo XVIII: cuadros estadísticos de los valores diferenciales entre los metales preciosos trasladados de América a España y las mercancías remitidas en sentido inverso.
Las evidencias estadísticas de la globalización temprana como soporte de una alegoría rutilante del Cuarto del Rescate, de las crónicas interminables del botín y del despojo. Pero también un pago-pagapu, asomado también en los incipientes brotes vegetales que manifiestan la otra, despreciada riqueza, extraída de las entrañas de la tierra. El verdadero tesoro nutricio de América.
La economía perturbada por las energías transformativas de la religión. Del tributo colonial a la ofrenda liberadora.
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