Fruta verde
"Ésto debe ser un secreto, y entre tu y yo debe quedar"
El conejo Blanco a Alicia
Por: Daniel Contreras M.
"En 1870 haría Carroll la última fotografía de quien era ya una joven mujer, que acudió a la cita acompañada por su madre. Dos escuetos pasajes de los diarios de vejez de Carroll registran los nostálgicos encuentros. Uno fue en 1888 con Mr. Hargreaves (el marido de Alicia Liddell, que, casualmente, había sido alumno de Carroll).
Un pasaje menciona el postrer encuentro en 1891 del ya casi sexagenario, inmovilizado en su domicilio por un derrame sinovial, con
Alicia Liddell en persona: “me resulta difícil admitir que fuese el marido de alguien que, aun hoy, me represento como una niña de apenas siete años”.
En 1892 Carroll escribe una misiva a Alicia para agradecer una de sus visitas realizadas y no pierde la oportunidad para sugerirle que sus dos hijas quizás pudiesen hacer lo mismo. El tono de la carta es petulante e irónico: “Cruda como es, señora, usted suponía que yo tenia una interés lujurioso en sus hijas, o que me guiaba el deseo de elegir a una en matrimonio. Pero se equivoca”.
(Fragmento. En revista Oiga, enero 26 2001)
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