El estilo que deja estela
El arte es sobre todo un estado del alma.
Marc Chagall
Marc Chagall
Por: Daniel Contreras M.
De la misma forma en que escribía sus cartas, apuntaba también con dibujos lo que quería comunicar. En estos días, un colega ha sugerido que eso es clara prueba de estar ante una mente que lo ve todo pictóricamente. Es verdad, David Herskovitz pintaba sus cartas. Como si una súbita nostalgia por el color lo embargara a todo momento. “Vivía entonces en el Bronx y mi taller estaba en el Bowery, hasta donde iba a pie. A veces, mientras caminaba, sentía una terrible ansiedad por llegar y seguir trabajando las pinturas que me estaban esperando”.
De la misma forma en que el pintor gozaba en su juventud con la disciplina militar, éste también ha confesado que ese mismo rigor “lo he aplicado siempre a mi pintura”. Quien escribe, recuerda que alguien afirmó un día que un cuadro debe ser pintado con el mismo sentimiento con que un criminal comete un crimen. Pero no hay cita en ese estilo que no nos lleve a pensar que es la fuerza –en todos sus campos– la característica evidente de la obra de Herskovitz (Indianápolis, 1925).
Como si el color llegara explosivamente de afuera, este pintor que hoy se muestra como una de las escasas luminarias de nuestro arte, nació en los Estados Unidos y se dio cuenta que seria artista en Tientsin, al norte de China, donde pasó parte de su infancia. De regreso a EEUU inició su proceso de formación durante la posguerra e hizo, finalmente, carrera entre nosotros a partir de los años sesenta. Pero la meta de este viajero –más viajante de sus emociones internas– no era el descanso.
Hoy, a sus ocho décadas ha demostrado ser capaz de levantar –a puro pincel– una obra de envergadura tal que en estos días, pareciera que muchos caminos conducen a Herskovitz.
Dejando huella
En el óleo El pintor, de 1981 –elegido como imagen principal del pequeño impreso de la exposición– éste, vestido de oscuro en un mundo de colores oscuros, sube las escaleras del expresionismo. Veinticinco años después es el espectador quien desciende los peldaños y llega hasta la galería del Instituto Cultural Peruano Norteamericano, a la primera gran muestra antológica de David Herskovitz y el homenaje más significativo del año. Parado desde lo alto de dicha escalera, es posible ver todo lo que nos espera: un mar de pinturas inquietantes. El arte también debe ser perturbador.
En el óleo El pintor, de 1981 –elegido como imagen principal del pequeño impreso de la exposición– éste, vestido de oscuro en un mundo de colores oscuros, sube las escaleras del expresionismo. Veinticinco años después es el espectador quien desciende los peldaños y llega hasta la galería del Instituto Cultural Peruano Norteamericano, a la primera gran muestra antológica de David Herskovitz y el homenaje más significativo del año. Parado desde lo alto de dicha escalera, es posible ver todo lo que nos espera: un mar de pinturas inquietantes. El arte también debe ser perturbador.
La cantidad puede quizás sorprender. Sin embargo, reunir gran parte de la obra de Herskovitz es un logro importante. Desde luego, esa cantidad no necesariamente equivale a lo ideal. Pero el rebosamiento del espacio, sumado al ya saturado estilo que representa la obra de Herskovitz, logra finalmente comunicar la real trascendencia suya en la plástica peruana. Uno, cae rendido ante la imponencia de este discípulo de Rembrandt, Van Gogh y Max Beckmann, como él mismo confesara en una ocasión, o de pintores más contemporáneos como los americanos Reginald Marsh y Harry Sterberg, sus maestros en la práctica.
El investigador Luis Eduardo Wuffarden, autor de los textos de la antología, nos recuerda la explosión que durante los años ochenta tuvo el expresionismo entre nosotros. Hecho que obligó a la generación de entonces a tornar la mirada hacia los cuadros de Herskovitz.
Por ello, quien visite la antología no podrá dejar de reconocer en su camino la huella que este pintor ha impreso sobre artistas como Carlos Polanco, Ignacio Macha, Piero Quijano o José Tola.
Empiezo a escribir esta nota sobre David Herskovitz y de inmediato llegaron ciertos recuerdos, que desembocaron en la pérdida –mejor dicho descarado hurto– de un colorido boceto suyo que tuvo a bien regalarme.
Y ahora la concluyo evocando lo difícil que fue ubicarlo en alguna parte de la campiña arequipeña con el fin de invitarlo a participar en una de las extintas bienales de Lima. Ahora lo veo parado y con gorra, con los 81 años que le inflan el pecho frente a un cuadro suyo y ante un mar de cámaras fotográficas la noche de inauguración. Todo un caballero que pinta como la vida misma, pero claro, mucho más como la de él.
(((Recuadrito)))
David Herskovitz. Muestra antológica 1947-2006
Galería ICPNA de Miraflores
Av. Angamos Oeste 160, Miraflores
Abierta hasta el 16 de julio de 2006.
(Revista Variedades Nº 4, diario El Peruano. 23 de junio de 2006)
5 comments:
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herskovitz es el más grande pintor vivo que hay en el perú.
david herskovitz me acompañan tu pintura por años es hermosa ; tiene color , exuberancia ,llena de vida...........
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