Wednesday, July 26, 2006

Una sobre amores


Cupido histórico: entre pasiones, devaneos y trágicos enamoradizos
Esclavos del amor
Para el día de los enamorados recordamos aquellas historias que a lo largo de la humanidad, bien se merecen un homenaje a través de los versos del poeta mexicano Jaime Sabines. Aquellas palabras radicales: “sólo hay un modo de que me hagas completamente feliz, amor mío: muérete”.

Por: Daniel Contreras M. 


Hay amores que matan y amores que salvan. Amores como el suyo, como el mío, y los hay fugaces y también para toda la vida. Como aquellos que celebramos cada 14 de febrero en el día de San Valentín. Amores como el prodigado hacia Fermina Daza por Florentino Ariza, personajes de Gabriel García Márquez en el Amor en los tiempos del cólera, o aquel que por Dulcinea tuvo Don Quijote.

Los flechazos del cupido literario continúan a lo largo de millones de páginas que a través de la historia han inspirado a nuestros autores: desde el feliz –aunque finalmente trágico­– Calixto de La Celestina, hasta los adolescentes extremos de Romeo y Julieta. Cómo olvidar a Cyrano de Bergerac, a quien su larga nariz lo alejaba del amor de Rossana.

O a aquella Dama de las Camelias que con la tuberculosis a todo pulmón hacía sufrir a Armando. Oliveira tuvo su Maga; Troya fue destruida por culpa del amor de una mujer; y la enamorada Penélope hizo un tejido de ribetes casi infinitos esperando al celoso Ulises.
Como vemos, la lista es interminable, casi como aquel tejido. No sólo hay novelas, sino, poemas y canciones que de los terrenos del arte enamorado, se trasladan a la vida real.

Amores perrunos
El dicho aquel: cuanto más se sufre más se ama, parece cumplirse al pie de la letra en todos los niveles sociales y son bien conocidos los sucedidos en el entorno de la sangre azul. Quién no conoce la historia de Juana La Loca, quien amó desmedida y trágicamente a Felipe El Hermoso hasta yacer juntos en una tumba de la capilla real de Granada.

En nuestra época, no pocas veces la muerte ha sacudido los corazones nobles: Carolina de Mónaco fue separada de Steffano Casiraghi por un fatal accidente, al igual que le ocurrió años antes a su madre, Grace Kelly, quien tras morir dejó a un apenado y eternamente deprimido Raineiro de Mónaco.

De todo calibre
En el campo de la historia política, el amor hizo sucumbir a Cleopatra por Marco Antonio. Y a Hitler por Eva Braun, quienes juntos, se lanzaron a la muerte suicida. Perón también amó a su Evita y John F. Kennedy tuvo su capítulo de tragedia con la blonda Marilyn Monroe, aquella a la que nuestro Víctor Humareda idolatró hasta la última tos de su vida.

Los filósofos tampoco se quedan atrás, basta pensar en Heiddegger enamoradísimo de la nihilista Hannah Arendt. Y arribando a los terrenos del arte y la cultura, recordamos el querer intenso entre Frida Khalo y Diego Rivera. Otro pintor, Pablo Picasso en cambio, fue un demonio de Tasmania con las mujeres a quienes juró a los cuatro vientos amar, cosa dudosa: pero queda la huella de varias que terminaron dementes y a quienes se suma… una suicida. La nota musical la pone Chopin, quien con todo su desgarbo atrapó al chico-chica, George Sand.

Federico García Lorca con poemas quiso arrebatarle a Gala el amor de Dalí y el amante de la fruta verde, Lewis Carroll, vivió atormentado hasta el final de su vida por su sentir hacia Alicia Liddell, la pequeña musa del país de las maravillas.

La lista de apasionados históricos no tiene final, pero bastan estos breves ejemplos para darnos cuenta de que el amor es el motor de todas nuestras desgracias y felicidades. La maquinaria gira eternamente y cada 14 de febrero quizás simplemente le regalemos una rosa.

Es decir, este martes, muchos celebrarán el día de los enamorados, y otros, los picaflores solitarios, simplemente, el de la amistad. Así es la vida sobre la tierra.
(En la revista 5to Poder. Febrero de 2006)

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